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La imagen de la Dolorosa es una de las obras más emblemáticas del escultor castellonense Juan Bautista Adsuara Ramos (1893-1973) y fue realizada por encargo de la cofradía para procesionar el Jueves Santo, a semejanza de las dolorosas andaluzas, vestida con túnica y manto recamados en oro y plata y coronada, sobre un elegante paso de palio repujado en metal plateado, realizado en Sevilla. La imagen fue bendecida el 21 de julio de 1942.
Juan B. Adsuara recibió indicaciones concretas de los cofrades promotores sobre la ejecución de la imagen de la Mater Dolorosa, seguramente respecto de aquellos elementos típicos de las vírgenes barrocas andaluzas, como, por ejemplo, los ojos y las lágrimas de vidrio o las pestañas postizas. Se decidió que la imagen no fuera de bastidor, como otras de la cofradía, sino de bulto completo. El resultado fue una prodigiosa representación de la Virgen María como una mujer madura, con un marcado gesto de angustia en su rostro, que rehúye de la belleza serena de tantas dolorosas andaluzas para recalar en una clara referencia al clasicismo, muy cultivado por el escultor. La Dolorosa de la Cofradía de la Sangre es una imagen que se acerca más al estilo del último renacimiento castellano que al barroco andaluz. La ropa tallada y bellamente estofada se ajusta a la anatomía de la figura con la singularidad de que el manto cae sobre los hombros, descubriendo la toca que cubre la cabeza, seguramente para facilitar, de alguna manera, la vestidura de la imagen para las procesiones. De rasgos marcados, especialmente cejas, pómulos y mentón, el gesto de dolor se consigue, sobre todo, mediante el trabajo de las cejas –largas, finas y con un doble arqueo-, el sombreado de las cuencas de los ojos y el pronunciado arqueo de la boca entreabierta, rasgo que determina toda la gestualidad de la imagen.
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